Lo estás viendo toda la vida pero prefieres ignorar la evidencia. Tu les ayudas sin condiciones, y ellos siguen acudiendo a ti sólo cuando tienen problemas. Después se ofenden cuando niegas su amistad. Siempre eres la mala. Te llaman enemiga de terceros, y ellos son los primeros que ni esperan la ausencia para hablar a sus espaldas. Después eres tú la hipócrita si la saludas en la cena (una cena preparada por segundos para satisfacer a dichos terceros).
No hay más que decir. Decepción es la palabra.
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