viernes, 27 de noviembre de 2009

Va de... indecisión


Intento sacarlo, que nadie se atreva a decir que no fui valiente. Me cruzo con tu mirada, y aunque me hace arder el alma aguanto con dignidad, sonrío como si nada pasara. Te acercas sabiendo que me haces sufrir, y cuando creo que voy a poder tocarte te alejas lentamente con la malicia impresa en tus ojos. Disfrutas con el baile, y yo te digo que sólo jugamos. Que no lo vas a conseguir, porque ya no queda nada en ti que yo quiera. El anhelo se convierte en desespero, y la espera se hace insufrible, mientras invento mil maneras de dañarte. No lo siento. Duele, no soy capaz de evitarlo. Te empujo lejos con una mano; con la otra me aferro a ti como al último aliento de vida. Te descubres todopoderoso ante mi gran debilidad, pero me sobrepongo como nunca me creí capaz de hacerlo. No puedo explicártelo, ni tan sólo yo sé qué sentir. Dividida, en tantas partes como la naturaleza me lo permite. Ya no sé si tú, o si él, ya no puedo decidir. Me regalo al vaivén de mis pensamientos perdidos, a la indecisión de mi tristeza inacabada.

La conclusión final no alberga esperanzas; me he dado entera, y ya no sé quién se quedó con la mayor parte.

Va de...frío


Ya nada me sorprende, aunque no puedo negar que volvió a cogerme desprevenida. Te empeñas tanto en creer que algo dejó de existir que no te das cuenta de que ese algo es parte de tu vida, y que para destruirlo debes destruirte a ti también. Soy feliz? A veces no soy capaz de encontrar respuesta coherente para esa pregunta. El vacío que oprime mi pecho pocas veces me deja pensar en alguna otra cosa, pero al fin me he dado cuenta de que sin ese dolor ya no sé vivir. Parece que es lo único que queda de lo que hace tiempo fui. Aposté mi felicidad y la perdí, me condena eso eternamente? Dejo la mente en blanco, y me engulle la oscuridad. Si intento escuchar música, martillea mis oídos el zumbido insoportable del latir de mi corazón. Cada poro de mi cuerpo se dedica exclusivamente a mi angustia, a mi desesperación, a mi perdición. La vida deja de tener sentido, y la monotonía se convierte en tu único aliado.

El frío empieza a hacer presencia, y todo me lleva a dejarme perder en el olvido.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ve de...

Rogándole al destino
el dulce beso del olvido.
Luchando contra marea
tropecé con un delirio,
con despedidas, con encuentros,
con lo que nunca fue vivido.
Intenté enterrarlo, destruirlo
echando lodo, fangos,
y llanto reprimido.
Sin fuerzas, rendida,
me descubrí desterrada,
exiliada de mi propia vida.
Luchando por revivir
sólo encontré oscuridad.
Desamparada, sin compañía
me refugié en la soledad,
en la amarga agonía de la eternidad.