sábado, 3 de abril de 2010

Blog muerto, blog puesto


Una y otra vez me planteo cómo he podido llegar a esta situación. Da igual el momento, el lugar y la persona implicada. Siempre me equivoco. La mejor solución sería dejar de sentir, porque está clarísimo que no se me de bien. Empezar a ser psicópata, y dejar de sentir rabia, dolor, alegría, tristeza, amor, rencor.

He llegado otra vez a mi tope. Siento que ya no puedo más, y lo mejor que puedo hacer es darme de bruces contra la realida; huir de aquí.

Otro fin; otro blog que muere entre mis manos.

domingo, 21 de marzo de 2010

Va de... Lluvia


El día ha amanecido grisáceo, triste. Llueve. Hace frío; el aire helado golpea mi cara cuando he abierto la ventana de mi habitación. Miro al cielo, y lo único que veo es más gris; parece que se me está cayendo todo encima. Agobiada, decido abrigarme y salir a la calle. Parezco una pobre loca; ni siquiera me he quitado el pijama. El abrigo va empapándose poco a poco de cada gota que cae; el viento hace imposible que el paraguas haga su efecto, y al final lo cierro. Estoy sola en la calle, ni los coches se han dignado a salir. Nadie diría que es el primer día de primavera. El frío va serenándome poco a poco, y por fin logro pensar. Me he acordado de ti, y de que es primavera. Me he acordado de todo lo que he sufrido, y de que me prometí que este año sería diferente. Con la mente clara veo que no ando del todo desencaminada. No lo he dicho, pero he conocido a alguien. En realidad le conocí hace ya algún tiempo, pero hasta hace relativamente poco no me había dado cuenta de lo importante que es. No puedo contar muchas cosas, pues sigue siendo un misterio. Callado, reservado... Ausente. Sobretodo ausente. Tampoco puedo explicar qué es lo que me gusta, pero a su manera me hace feliz. No es fácil; conmigo nunca lo es. Me he topado con una situación un tanto extraña, pero eso no cambia nada.

Calmada, con la sonrisa puesta, entro empapada en casa. Estoy tiritando, pero casi no siento el frío. Me doy un baño con agua muy caliente, y después tomo una taza de chocolate.

El día ha amanecido grisáceo, y llueve, pero ya no es triste.

lunes, 15 de marzo de 2010


El silencio me rodea. De fondo sólo se oye el zumbido de mis pensamientos. Es curioso cómo cambian las cosas. Hace unas semanas me consideraba su amiga: ahora ha creado una línea entre nosotras, que aunque es invisible, nos divide de manera abismal. Si conocieses la situación quizás hasta te resultaba gracioso, porque todo es por ti. Si no la culpo yo a ella por lo que pasó entre vosotros, cómo puede ella culparme a mí sólo por sentir? Recelosa encamina cualquier conversación hacia ti, utilizando cada oportunidad que se le presenta para dejarme claro que entre nosotros ni hay ni habrá nada. Si fuese sencillo hablar contigo... Explicarte por lo que me estáis haciendo pasar entre los dos; decirte que estoy harta de hacer de abogada del diablo, y de llevarme todos los palos por ambas partes. Lo mejor de todo es el sentimiento de culpabilidad, sabiendo que no he hecho absolutamente nada malo. Más bien al contrario; yo intentando ayudar, y se me agradece así...

Me siento en tierra de nadie, intrusa en mi propio pensar. Pienso una y otra vez en cómo acercarme a ti, y una y otra vez desisto, porque mi vida se podría volver insostenible.

Cada día que pasa esto se hace más difícil, y yo sólo me dedico a escapar de la realidad.

jueves, 11 de marzo de 2010

11.03.10

Mil y un borradores que no soy capaz de publicar. Se me agolpan las ideas y no las sé plasmar. Ni una palabra más por ti, y sentimientos que no logro comprender. Se me echa el tiempo encima, y la angustia se adueña de mí. Hay tanta gente...
Saber que haga lo que haga no va a cambiar el verte cada día no tiene precio. La seguridad de que cuando me gire ahí estarás, ausente, ignorante a todo lo que te rodea. Perdido, con tu mirada, en el vacío que a veces parece acompañarte. Saber que al menos una vez al día te vas a acordar de que estoy a tu lado; la seguridad de que al darte la vuelta me dirás la mayor tontería que se te ocurra. Tan grande y tan humano; tan generoso y tan extraño. Los silencios ni siquiera son incómodos, y yo me rindo sin ser capaz de encontrar una explicación, con mis miradas inquisitivas, densas, observadoras, extensas.
Tú tan tú, y yo tan como yo misma.

domingo, 14 de febrero de 2010

15.02.10

Una vez más. Silencioso, no se deja ver hasta que ya es demasiado tarde. Nos promete la vida entera, y poco a poco va quitándonos trocitos de ella, siempre desde el más invisible anonimato. Nos regalamos a su compás pausado sin pensar en las posibles consecuencias, y sólo unas pocas veces al año recordamos su existencia. Siempre es el tiempo. Fracciones de segundo que nos muestran la felicidad más absoluta; la tristeza más desgarradora. Son momentos insignificantes los que dan bruscos cambios a nuestras vidas, pero acostumbrados a esperar cosas siempre más grandes, los ignoramos, sin siquiera darles la oportunidad de ser vistos.

Cuando menos te lo esperas, te ves con 25 años a las espaldas. 25 maravillosos años que parece que no has sabido aprovechar. 25 años empapándote de otras personas, de otras vivencias, de otras palabras. Momentos que cada noche, antes de dormir, repasas mentalmente por miedo a olvidarlos, a sabiendas de que ellos te olvidaron a ti casi en el mismo instante en el que pasaste por sus vidas. Aún así, los guardas como el mayor de tus tesoros. Aquella pulsera perdida en algún cajón; los cd's que ya no se oyen bien, pero que siguen teniendo su letra impresa; los peluches que te miran lastimosos desde tu cama; las cartas rebosantes de sentimientos contradictorios; las noches que se convirtieron en palabras. Sobretodo aquella noche: la que empecé a conocerme, la que terminó con una brusca despedida, la que parece que nunca existió, la que me destrozó la espalda y me dio la vida.

Pequeñas cosas, que hacen que la vida sea grande, y que siguen viniendo cada día, a darme las buenas noches, siempre acompañadas del tiempo, de 25 veces tiempo.

Feliz día mío a todos.

jueves, 4 de febrero de 2010

Te hablo de...


Hoy no hablo del presente,
ni del pasado, ni del futuro,
ni de una vida inexistente.
No hablo de ti, ni de mí,
sino de risas sin motivos,
de tardes bajo la lluvia,
de silencios comprometidos.
No hablo de lo que me hacías sentir;
hablo de las discusiones nerviosas,
de corazones con un mismo latir.
Hablo de las canciones;
de cada nota, cada línea,
de los sonidos acordes.
Te hablo de las noches inacabadas,
de los sueños que retuvimos
y de las promesas enterradas.
Te hablo del sol en tu piel,
de tu mano cálida,
y de tus ojos de hiel.
Hablo de recuerdos perdidos,
de pasiones desatadas,
y de romanticismos quebradizos.
Te hablo de cada segundo que regalamos,
de cada palabra, cada impulso,
cada lágrima sin sentido,
cada escrito, cada olvido,
cada aliento contenido.
Te hablo del tiempo de mi espera;
de mi parte más sincera.

martes, 2 de febrero de 2010

Con la salud no se juega: di no al Naturhouse

Por desgracia, hay muy poca gente que lo tiene claro. Es muy fácil dejarse engañar con promesas de pérdidas de peso inmediatas y notorias, sin tener en cuenta de que te están castigando el cuerpo de mala manera.
Me da exactamente igual las mil y una razones que se puedan tener para acudir a un sitio de esos. Me he pasado 5 años estudiando, primero la Diplomatura en Nutrición Humana y Dietética, y después la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, como para que ahora me venga alguien diciendo que la dieta del Naturhouse es buenísima.
Para empezar, se pasan las necesidades de cualquier persona por donde yo me sé. Se supone que la dieta debe estar compuesta por un 55-60% de hidratos de carbono, 30-35% de grasa y 13-15% de proteínas. Lo primero que te hacen en el sitio este es quitarte los hidratos de carbono casi por completo, con lo cual se aumentan las proteínas una barbaridad (ya que la grasa también la reducen muchísimo, porque prometen pérdidas de kilos sólo de grasa, y se lo creen). Con el aumento de proteínas, los riñones sufren que da gusto, pero no os preocupéis, que ya están ellos ahí para daros pastillitas diuréticas y laxantes (porque al quitar los hidratos de carbono, se quita la fibra, y te olvidas de ir al baño).
Resultados: hay personas que han terminado en diálisis.
Pero lo mejor de todo es lo que se conoce como efecto yoyó. Cuando dejas la dieta y las pastillicas, no es que recuperes el peso, es que encima ganas algunos kilos de más. Esto, como no, te lleva a volver a por la dieta estupenda, y se convierte en un círculo vicioso que nunca termina, y si lo hace es con varios kilos más que al principio de la dieta.
Poco más queda que decir. Cada uno con su vida...

domingo, 31 de enero de 2010

Entre el cielo y la tierra


No, esta vez no son tonterías mías. Es el título del libro que me estoy leyendo: Guía de la medicina china.

Y qué hago yo leyendo eso? Puedo explicarlo.

Hace unos 4 o 5 años, después de muchísimas pruebas, llegaron a la conclusión de que padecía una distonía focal en mi brazo izquierdo, resultado de una diminuta lesión cerebral producida durante un larguísimo parto. Empezaron a tratarme con medicamentos que se usan para enfermedades como el Alzhéimer, o para prevenir ataques epilépticos, ya que mi brazo se empeña en tener algo de vida propia. Al principio el efecto fue increíble, pero con el tiempo desapareció. Cansada de que no me diesen ninguna solución en la "medicina moderna", me decidí a ir a una homeópata. Soy bastante escéptica, y si no lo veo no lo creo, pero tuve que ceder, y dejar que ella hiciese lo que mejor le pareciera. Se puso manos a la obra con una sesión de acupuntura, y con cromoterapia. Salí de allí diciéndome a mí misma que era la mayor tontería que había hecho en mi vida. Eso fue el lunes pasado.

A día de hoy, y con sólo una sesión, mi brazo ha mejorado mucho. Estoy más tranquila y relajada, y no tengo motivos para creer que no se trata de la acupuntura.

Cuando estuve allí, mientras me pinchaba sin piedad con esas finísimas agujas, me recomendó el libro en cuestión, y como no tengo nada mejor que leer, lo fui a buscar a la biblioteca. La mitad de lo que dicen son tonterías enormes, pero la otra mitad tiene mucho sentido. He aprendido que soy yin y yang, del tipo metal, mezclado con tierra, agua y aire, y que no me defino ni por primavera ni por invierno. La humedad y la ira viven en mí, y sin la tristeza no sé quién soy. Vamos, las tonterías a las que me refería.

Aún así, empiezo a verlo todo de otro modo. Como mínimo debo mostrar respeto: en 24 años han conseguido lo que no ha hecho ningún médico tradicional.

domingo, 24 de enero de 2010

Va de... saber o no saber?


Podría ser esa la cuestión? Hace dos días a estas horas era más feliz; qué bonita es la ignorancia. Tanto tiempo intentando conocerle, y sin buscarlo me topo de frente con una realidad que no me gusta nada. Al final será buena mi falta de decisión, no quiero pensar lo que hubiese podido pasar si después de decidirme a actuar me entero de todo esto.

La primera reacción fue el enfado. Quizás no tengo derecho a enfadarme, pero es que en dos días todo ha cambiado tanto... No sé qué haré la próxima vez que le vea. De verdad que nunca he tenido una necesidad tan grande de pegarle a alguien, pero supongo que esa no sería una buena idea. Tendría que dar demasiadas explicaciones, y ni eso me asegura que me vayan a entender.

Sólo queda dejar pasar el tiempo. Otra vez tiempo, como si no estuviese ya cansada de él.

viernes, 22 de enero de 2010

Va de... palomitas

Se me ha revuelto el estómago. Le leo, y me angustio, sin ni siquiera saber qué historia terminó, ni cómo lo hizo, pero se palpa la tristeza en cada palabra. Me planteo empezar una historia propia, y hace algún tiempo que decidí con quién. Es buena persona, pero llegué a la conclusión de que eso no era suficiente. Pero es suficiente el no querer que esté con nadie más? Me mosquea verle hablar por teléfono sin saber con quién, y después no quiero ni mirarlo según el jersey que lleve puesto. Lo sé, soy peor que el perro del hortelano.
Nunca he sido infiel (o quizás nunca fui fiel en realidad, nunca lo he tenido del todo claro), pero es una posibilidad que está ahí antes de empezar nada. Debería plantearme si merezco algo en esta vida? Mejor no lo hago.
Por primera vez desde que alcanzo a recordar, me estoy refugiando en un libro, porque no quiero pensar. Si me dedico a mí misma me descontrolo, y termino sumiéndome en un estado de tristeza insoportable, e inexplicable. Al rato recuerdo que existen más personas, entre otras mi otro él, y no puedo evitar esbozar una sonrisa.
Estoy pensando en acudir a ayuda especializada; necesito una sesión de esas horribles para todos y encantadoras para mí películas románticas con final feliz.
Iré cogiendo pañuelos, y que no falte el tarro de palomitas.

martes, 19 de enero de 2010

Con el alma rota


Con el alma rota, y a pedazos,
con todo el dolor de mi ser.
Con mis mil excusas, y tus labios,
con mis promesas sin fe.
Relegado al olvido,
al dolor sangrante,
a lo que nunca fue vivido,
y volviste con más fuerza,
con tu sonrisa agonizante,
con lo que quedó prohibido.
Tapo de nuevo mi hemorragia,
te llevo al fondo de mi alma
cubriéndote con piedras
y con fuego a base de llagas.
Desapareces bajo la calma,
con tu incansable mirada,
dejando al descubierto mis carencias,
mis locuras, mis silencios,
mis palabras secretas.
Compasión te grito al vacío,
y ni siquiera fuiste mío.
Te odio, y no puedo;
te añoro, y yo muero.
Termina tu vida con la mía;
termina las horas compartidas.

jueves, 14 de enero de 2010

Te acuerdas?

Te acuerdas? Mantuvimos aquella conversación en un McDonald's. Tomábamos un helado, ya hacía buen tiempo. Dentro de poco se cumplirán cinco años. Recuerdo que no lo entendías, y yo te lo intentaba explicar con lágrimas en los ojos. Siempre quise más a tu hermano, pero él no estaba en mi vida, ni lo estaría nunca. Sin embargo, había encontrado a alguien que me hacía feliz. Fue como un tapón para la hemorragia que me había causado tu hermano.
Durante todos estos años, ese tapón ha estado en su sitio. Cuando me deprimía, acudía siempre a él. Después de cada desengaño amoroso, mi mente volvía por un tiempo a vivir en lo que yo misma creé para nosotros dos. Él taponaba mi herida, porque no duele recordarle. Simplemente me crea nostalgia, unos días de falsas ilusiones referidas a reencuentros que nunca tendrán lugar, y después vuelvo a la vida real; a mi vida.
Antes de Navidad tomé una importante decisión. Sin saber si ese al que etiquetas de tan buena persona se siente mínimamente atraído por mí, decidí que me gustaría intentarlo. Decidí que me gustaba, y que no me quedaría con el "qué hubiese pasado si..." Pero esta vez el tapón no ha aguantado, y ha terminado por caer. Siento como lentamente me voy desangrando, como vuelve a salir todo lo que con tanto empeño enterré.
Te pido que me facilites las cosas: si no quieres ayudarme a olvidar, al menos no me hagas recordar. No quiero saber que vive con ella, que se casó con ella, y que formará una familia con ella. No quiero saber que una vez nos llevamos bien, y que llegué a creer que podría ser cierto. Solía bromear, siempre dije que terminaríamos siendo amantes, pero te acuerdas de cuándo fue la última vez que lo dije? Ya no me queda entereza para ello.
Me hundo en mi miseria como hacía años que no pasaba, y no sé cómo reaccionar. Estoy apresada en mi pasado, mientras todo a mi alrededor avanza. Soy consciente de que necesito un cambio, pero no sé si estoy preparada, o si sabría como actuar.