lunes, 15 de marzo de 2010


El silencio me rodea. De fondo sólo se oye el zumbido de mis pensamientos. Es curioso cómo cambian las cosas. Hace unas semanas me consideraba su amiga: ahora ha creado una línea entre nosotras, que aunque es invisible, nos divide de manera abismal. Si conocieses la situación quizás hasta te resultaba gracioso, porque todo es por ti. Si no la culpo yo a ella por lo que pasó entre vosotros, cómo puede ella culparme a mí sólo por sentir? Recelosa encamina cualquier conversación hacia ti, utilizando cada oportunidad que se le presenta para dejarme claro que entre nosotros ni hay ni habrá nada. Si fuese sencillo hablar contigo... Explicarte por lo que me estáis haciendo pasar entre los dos; decirte que estoy harta de hacer de abogada del diablo, y de llevarme todos los palos por ambas partes. Lo mejor de todo es el sentimiento de culpabilidad, sabiendo que no he hecho absolutamente nada malo. Más bien al contrario; yo intentando ayudar, y se me agradece así...

Me siento en tierra de nadie, intrusa en mi propio pensar. Pienso una y otra vez en cómo acercarme a ti, y una y otra vez desisto, porque mi vida se podría volver insostenible.

Cada día que pasa esto se hace más difícil, y yo sólo me dedico a escapar de la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario