viernes, 22 de enero de 2010

Va de... palomitas

Se me ha revuelto el estómago. Le leo, y me angustio, sin ni siquiera saber qué historia terminó, ni cómo lo hizo, pero se palpa la tristeza en cada palabra. Me planteo empezar una historia propia, y hace algún tiempo que decidí con quién. Es buena persona, pero llegué a la conclusión de que eso no era suficiente. Pero es suficiente el no querer que esté con nadie más? Me mosquea verle hablar por teléfono sin saber con quién, y después no quiero ni mirarlo según el jersey que lleve puesto. Lo sé, soy peor que el perro del hortelano.
Nunca he sido infiel (o quizás nunca fui fiel en realidad, nunca lo he tenido del todo claro), pero es una posibilidad que está ahí antes de empezar nada. Debería plantearme si merezco algo en esta vida? Mejor no lo hago.
Por primera vez desde que alcanzo a recordar, me estoy refugiando en un libro, porque no quiero pensar. Si me dedico a mí misma me descontrolo, y termino sumiéndome en un estado de tristeza insoportable, e inexplicable. Al rato recuerdo que existen más personas, entre otras mi otro él, y no puedo evitar esbozar una sonrisa.
Estoy pensando en acudir a ayuda especializada; necesito una sesión de esas horribles para todos y encantadoras para mí películas románticas con final feliz.
Iré cogiendo pañuelos, y que no falte el tarro de palomitas.

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