y tú no buscas el tiempo.
Prometimos hace años
que seríamos eternos.
Para siempre conectados
de la mano del olvido,
al que un día jugamos,
y en el que todos perdimos.
Odiaremos para siempre
a aquel que se llamó destino,
el que nos llevó a conocer,
el que buscó nuestro padecer.
Dejando atrás lo vivido,
los segundos, las promesas,
todo lo que hicimos,
llegará el renacer,
o el dulce recuerdo del ayer.
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