viernes, 23 de octubre de 2009

Ve de... viajes


Recuerdo perfectamente la última vez que recorrí este mismo camino. Cómo no hacerlo, si deseosa como estaba de no olvidarte ni un segundo me llevé un cuaderno conmigo. Cada metro, cada kilómetro dediqué mis pensamientos a ti, y anoté cada cosa que empezabas a hacerme sentir.
Hoy vuelvo a pasar por la misma carretera, pero esta vez sola, sin cuadernos y sin rastro de felicidad. La última vez la primavera se abría a pasos agigantados ante mí. Ahora el otoño va ganando terreno, y los colores vivos mueren sin remedio para dejar paso al amarillento envejecido del viento.
Me siento triste. Por qué yo no soy capaz de olvidarte, y tú sigues con tu vida, sabiendo que nunca existí? Soy egoista, y por un momento deseo que me recuerdes, que por un segundo te estremezcas al recordar que viví, que fui parte de tu vida. Sé cómo lograrlo, y sin dudarlo lo hago. Saber que en estos momentos estás pensando en mí, igual que yo pienso en ti, me produce una extraña sensación de alegría. Pero ni siquiera yo me extraño, siempre fui una manipuladora.
A medida que vuelvo a casa voy borrándote de mi memoria. Cansada, me doy cuenta de que nunca has pertenecido a mi otoño, y que hasta la próxima primavera no volveré a recordarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario